Quantcast
Channel: MasterChef – LaGulateca
Viewing all 52 articles
Browse latest View live

MasterChef, el nuevo talent show de cocina

$
0
0
MasterChef – Los 15 aspirantes de MasterChefEra cuestión de tiempo que alguna mente avispada llegara a la conclusión de que, visto el éxito de Pesadilla en la Cocina, había llegado el momento de adaptar algun otro formato televisivo de Gordon Ramsay. Así que acaba de llegar a TVE la versión española de MasterChef, el talent show culinario de éxito en Reino Unido, Estados Unidos y un auténtico fenómeno en Australia.Visto el estreno no nos atrevemos a pronosticar el éxito o fracaso del programa.

Y es que ya se demostró en otra ocasión que no somos muy afortunados con esto de las predicciones  televisivas. Aunque de opinar nadie nos quita. Así que ahí van nuestras impresiones sobre “MasterChef, “el talent show más duro de la televisión”, Eva González dixit.

El jurado. En la edición americana de MasterChef el peso del programa lo lleva Ramsay como jurado principal. Si era difícil y arriesgado encontrar el Ramsay español para Pesadilla en la Cocina, lo es más aún encontrar otro para el nuevo programa. Chicote solo hay uno y estará ocupado rehabilitando cocineros en horas bajas. A falta de Chicote, el jurado de MasterChef es un tanto inquietante: Samantha Vallejo-Nágera parece la invitada de piedra y Jordi Cruz está un tanto sobreactuado. El que más juego puede dar es Pepe Fernández Rey y sus cancioncitas. Aunque en conjunto resulta un jurado demasiado serio y pomposo.

Los concursantes. En el primer programa nos hemos tragado todo el macrocasting. Como es un show televisivo hemos visto más abrazos, lágrimas y frases del tipo “persigo mi sueño” que cocina. Así que de entrada es difícil discernir quién puede llegar a la final. Maribel, la veterana, puede dar grandes momentos de enfrentamiento con los chefs.Veremos si Nati, la que tenía que marcharse a Nueva Zelanda al cabo de dos días – qué gran giro de guión-, consigue algun día cocinar lo que se propone. Aunque a decir verdad nosotros nos hemos quedado prendados de Paloma que en el casting cocinaba con una copa de vino – o más de una – y dedicaba bonitas canciones e insinuaciones al jurado. Desde aquí nos declaramos fans.

Las pruebas. Cocinar para 150 personas es una buena prueba de cocina. Pero el publireportaje del ejército nos ha parecido un tanto excesivo. Ya sabéis, si entráis en las fuerzas armadas, además de contrato fijo, tendreis rancho de primera: filete de ternera y risotto de calabaza.

El supermercado. Como buen concurso de cocina tiene una despensa bien provista, pero tampoco es tan impresionante como para que los concursantes peguen saltos de alegría en plan Grandes Hermanos el primer día que entran en la casa. Nos ha sorprendido ver algunas marcas comerciales -habíamos quedado en que TVE no tiene publicidad- pero es que además una es de caldo preparado.Tampoco es mucho pedir que un cocinero que pretende dedicarse a esto, sepa preparar un caldo con ingredientes frescos.

En resumen, el programa tiene en contra la falta de una figura como Alberto Chicote y el cásting de concursantes está por ver si es el acertado. A su favor hay que decir que se cocina, tiene ritmo y que no hay el petardeo de Esta Cocina es un Infierno, el programa de Sergi Arola en Telecinco. Además para lo bueno y para lo malo está Twitter y esto sí que da juego y anima cualquier programa.


Por qué José David no debe abandonar MasterChef, aún

$
0
0

josedavid

Parecía imposible cuando vimos el primer capítulo, pero MasterChef se ha convertido en nuestro gastro-divertimento preferido de los martes por la noche.

Tras unos primeros episodios más bien flojetes, MasterChef ha sabido ajustarse sobre la marcha y ha pasado de ser un producto televisivo abocado a un estrepitoso fracaso de audiencia a ser una de las revelaciones de la temporada.

El cambio se ha notado en muchos aspectos. El montaje del programa es ahora mucho más dinámico, lo que hace que no sientas ganas de cambiar de canal en esos “ratos muertos” que vimos en los primeros episodios. Por otro lado, el jurado está mucho más cómodo y muchos hemos celebrado ver la parte más verbenera y cachonda de Pepe Rodríguez en contraposición al Risto Mejide de los fogones que vimos los primeros días.

El programa ha potenciado también la parte de reality de MasterChef, mostrándonos pequeñas píldoras de conflictos personales entre concursantes, detalles de su vida personal o, incluso, utilizando a los familiares para darle un plus emocional al asunto.

Pero si hay algo que nos mantiene enganchados al televisor es la presencia de un villano. Así somos los televidentes, nos gusta que haya algo de carnaza, aunque en este caso sea baja en grasa. De modo que, reconozcámoslo: todo es más divertido si hay un personaje en el que puedas volcar tu ira y, en el caso de MasterChef, ese es José David.

José David, 33 años, valenciano, ingeniero informático y el más arrogante vendehumos de todos los aspirantes a MasterChef. Lo tiene todo: es falsete, prepotente y hasta se permite el lujo de menospreciar a comensales rudos que no saben apreciar sus sofisticados platillos. Lo que vendría siendo, simple y llanamente, un sobrado.

Las cosas como son, el chico tiene capacidades y sobre todo conocimientos, pero no deja de ser el típico cocinillas con un poco de mano que se ha empollado todos los libros de alta cocina del mercado y tiene en su cocina todos los trastos cool habidos y por haber.

¡Ojo! Tiene mucho mérito, hace falta algo más que manuales y trastos para hacer lo que él hace pero falla en lo básico y es que parece que todo lo que prepara José David ya lo hemos visto antes.

Sus platos son resultones, cierto es, tienen una pinta apetitosa y muy sofisticada. No osbtante -por lo que dice el jurado ya que no podemos catarlo- tras esa apariencia no encontramos siempre platos bien cocinados y sabrosos.

Mucho lirili y poco lerele es lo que tiene José David y precisamente por eso, debe continuar en MasterChef. Sí, porque pocas cosas producen más placer en el espectador que ver cómo los platos minimalistas de de José David son arrasados por la cocina de Juan Manuel, algo menos aparente, sí, pero mucho más honesta. O cómo su infinita sabiduría queda eclipsada por la naturalidad y saber hacer de Eva.

Debe continuar porque los martes Mastercheferos no serían lo mismo sin ver su cara de decepción y rabia cuando su plato no es escogido como el mejor o sin los pequeños dardos envenenados que, con mucha elegancia, le lanza el Chef Jordi Cruz.

Tiene que seguir e incluso llegar a la final. Mi parte más malévola desea que se quede a las puertas del podio y oirle despotricar sobre la ignorancia culinaria de la gente mientras se marcha dando un portazo y arrojando el delantal al suelo. Una parte aún más malévola desea secretamente que abra su restaurante y que este tenga que ser salvado por Alberto Chicote en futuras temporadas de Pesadilla en la cocina.

Mi parte más normal se conforma con que, al final, no gane esta edición porque nadie que ingnore un consejo culinario del mismísimo Martín Berasategui merece ser el primer MasterChef español.

La gastrotele que viene

$
0
0

paco-torreblanca

¿Recuerdan cuando la única manera de ver cocinar en la televisión era con Arguiñano? No hace tanto. La Sexta abrió la veda con la Pesadilla de Chicote y ahora no hay cadena de televisión que no quiera su formato gastro. No creáis que con Masterchef y Top Chef se acaba esto.

Cuatro amenaza con que vayamos dejando sitio para el postre. Está en fase de cásting y, por cierto, si alguien está interesado en presentarse mejor que vaya leyendo lo que escribe Pintxo sobre el tema. El capitán de este “Masterchef de los postres” -presentado así da como pereza- será el gran Paco Torreblanca. Será el responsable de juzgar y guiar a pasteleros aficionados y semiprofesionales. Veremos si la televisión le consagra como EL pastelero de España para el gran público.

Las series sobre pasteleros han tenido éxito, por ejemplo, en Estados Unidos y hace ya unos meses triunfan en los canales de TDT de nuestro país. Sea la hora que sea, en algún canal hay alguien recreando objetos increíbles en forma de pastel. Pero la pastelería española es infinitamente más discreta y seguramente mucho más deliciosa. Está por ver su capacidad de espectáculo.

A todo esto, el última estreno de Divinity, Guerra de cupcakes, ha tenido un éxito muy discreto. Será que hay empacho de extradulce, o que el fenómeno cupcake está -por fin- de capa caída. O quizás no hay más espacio en la tele para los cupcakes después de Alma Obregón.

Si la apuesta por el dulce falla, Mediaset ha puesto en marcha otro formato. No hay título, ni fecha de estreno. Lo que sí se sabe es que la tapa es la protagonista y que seria la segunda oportunidad de triunfar en la televisión de Mario Sandoval, después de la funesta Esta cocina es un infierno que protagonizó junto a Sergi Arola.

Mientras, en TVE siguen dispuestos a explotar el fenómeno Masterchef, el original. Está en marcha el cásting para la segunda edición del programa -el aviso de antes también sirve por aquí-. Pero hasta que llegue podemos calmar el mono con la edición Junior que se emitirá en Navidades.

masterchef junior

El programa se gravó en verano con jovencísimos concursantes, entre 8 y 12 años, y el mismo jurado, Samantha-Cruz-Rodríguez. No se trata de la gran innovación de la televisión española, el formato se ha emitido ya en 16 países. Es más corto y las eliminaciones se hacen en grupo para minimizar los traumas -si es que es posible tratándose de niños y tele-. Cocina para ver en familia.

¿Y qué hay de Chicote y su Pesadilla en la cocina? Pues va a haber una tercera temporada, pero no me sean impacientes. Antes debe terminar Top Chef. En este caso sí está por ver que haya una nueva edición.

Masterchef Junior, ¿era necesario?

$
0
0

MasterChef_Junior

Navidad, esos días en que se juntan vacaciones escolares, reuniones familiares infinitas y mucho frío son perfectos para poner en televisión todo tipo de películas y programas “para todos los públicos”. El humor blanco e infantil, lo políticamente correcto y las películas de animación inundan la parrilla televisiva.

Este año hay una novedad entre los clásicos de cada Navidad. Televisión Española ha decidido aprovechar el éxito de Masterchef para lanzar un especial infantil del programa. El formato, existente ya en muchos otros países, consiste en cuatro episodios en los que se expulsa a cuatro concursantes cada vez. Hemos visto ya dos, el lunes 23 y el día de Navidad, y como no podía ser de otra forma, nos lanzamos a escribir nuestra particular crítica gastrotelevisiva.

MasterChef Junior – Cabecera del programa

Es el mismo Masterchef, con el jurado Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera, pero con dieciséis concursantes entre 8 y 12 años. Niños y niñas en esa complicada etapa preadolescente con una ilusión bárbara por cocinar y con una desenvoltura acojonante ante las cámaras -como muestra Noa y Aimar-. Enganchan, sí. Son listos, imaginativos, cocinan sorprendentemente bien… También ayuda el ritmo del programa, muy bueno para aguantar dos horas sin cortes de publicidad. Pero a partir de ahí, nos hacemos algunas preguntas sobre el formato.

1. ¿La competitividad del programa es buena para chicos de esta edad?

Aunque se disfracen algunas pruebas como de trabajo en equipo o en parejas, la base del programa es la competición. No se trata de aprender a cocinar -tendría más lógica ya que son niños en edad escolar, no chefs- sino de conseguir más puntos que tu compañero de al lado. Frases del jurado como “te supera la presión” o de los mismos concursantes como Ana Luna y su “se van a cagar conmigo” nos inquietan. Que sí, que hay muchos prepúberes con mucha presión encima para llegar a ser grandes estrellas del deporte o de la música. Pero no olvidemos que esto tan solo es un espectáculo televisivo sobre la burbuja mediática creada entorno a la cocina. Ni tan solo se trata de llegar a ser buen cocinero.

2. ¿Es necesario verles llorar?

En dos episodios hemos ya visto llorar a los niños. No solo cuando son eliminados sino por la presión de las pruebas. La frustración forma parte de cualquier proceso de aprendizaje pero ¿qué aprenden en este programa? Ver a un chico llorar porque no se está emplatando bien una comida para más de cuarenta personas que han cocinado niños -el trabajo infantil es delito- duele. Y duele porque no es necesario verle llorar, porque no es necesario que llegara a llorar por una situación así y porque intuimos que alguien ha pensado que este momento le da intensidad a un programa de televisión.

3. ¡Cuidado con los cuchillos!

Quizá sea paranoia de madre protectora, pero los planos de niños con grandes cuchillos limpiando pescado y cortando en juliana me asustan. Como es lógico tienen poca destreza y temes que en cualquier momento haya una desgracia. Por supuesto que en algún momento han aprendido a utilizarlos y todos ellos han cocinado en su casa con fuego y cuchillos, pero verles manejarlos bajo la presión del reloj o con el jurado diciéndoles “venga, más rápido” mientras cortan naranjas a toda leche parece, como poco, temerario.

4. La cocina mediática

Marina, 10 años, dice que ha empezado a cocinar gracias a Masterchef. Lo celebramos. Que un chico o chica se anime a cocinar siempre es bueno. Pero también es posible que decidiera cocinar para un día presentarse a un cásting para un programa de televisión buscando el estrellato culinario. Y ahí es donde vienen las dudas. ¿Qué imagen se da de la cocina en estos programas? Masterchef no es un programa divulgativo, hemos aprendido más bien poco sobre cocina. No estamos muy seguros de que algunos de estos niños lleguen a la cocina por una vocación auténtica, sino porque los cocineros son estrellas mediáticas. Y esto no creemos que sea muy bueno.

5. ¿ Qué sacan de su participación en el programa?

En la versión original los concursantes competían por clases de cocina profesional, prácticas en restaurantes como el Àbac -2 estrellas Michelin- o un trabajo en algún restaurante de un complejo turístico. Buenos o malos premios, la verdad es que estaba en manos de gente adulta aprovecharlos y empezar una carrera en la cocina. Pero a estos niños no pueden premiarles con nada de esto. No pueden trabajar -obviamente- y no pueden estudiar cocina -es mejor que terminen la educación obligatoria-. Así que lo único que pueden sacar es notoriedad, que sus padres estén orgullosísimos de que sus hijos salgan en la tele y poco más. Ah sí, frustración por haber sido eliminado ya que no aguantan bien la presión de una cocina.

Habrá algunos de ellos que quizás lleguen a ser grandes cocineros, otros dentro de nada tendrán el sueño de ser astronautas e incluso puede que alguno llegue a ser estrella televisiva o actor en la serie de turno. Lo que está claro es que si un chico de esta edad tiene interés por la cocina quizás lo mejor sea que esté en la cocina con sus padres, tíos o abuelos. Que aprenda, cocine, pruebe, se manche, tenga algún susto con el cuchillo, se le queme la comida, confunda sal con azúcar, pegue unos creps en el techo de la cocina… pero por favor, sin presión. Y como mucho que mire a Arguiñano en televisión, con él sí aprenderá como se cocinan unas buenas lentejas paso a paso. 

‘MasterChef Junior’ vuelve a casa por Navidad

$
0
0

mcnadal

¿Quién vuelve a casa por Navidad? El turrón, el hijo pródigo (emigrado), los kilos de más y… ¡Masterchef Junior! Con el éxito que tuvo el año pasado era de esperar que volvieran a las andadas, así que la segunda edición se estrena en breve, el día 30. Pero antes, para ir abriendo boca, han hecho un especial Navidad.

La versión navideña -con un premio benéfico y la promesa de mucho buen rollo- ha consistido en poner una mesa, con todas su decoración, para el jurado y reunir a los participantes más peculiares -o sea más televisivos- de las tres ediciones, para una competición light.

Menos mal que la supuesta competición era puro teatro porque se les ocurrió poner a niños y mayores juntos a cocinar. Además, el espíritu navideño se apoderó del jurado -ya advirtió la pequeña Esther que los notó “blandos”- y el máximo protagonismo fuera para los pequeños.

Entre los concursantes adultos no podía faltar Maribel, bautizada como “Miss Alcachofa”, seguramente la concursante con más potencial cansino televisivo hasta ahora: lo mismo te cocina unas alcachofas, como te baila, como te decora una mesa para Navidad.

Ahora ha encontrado a su media naranja, que no es Pepe sino Churra de Master Chef 2. Juntas ya son “las chicas de oro”, un duo gastro-cómico que tememos apostamos va a tener continuidad.

En el bando infantil no podía faltar Aimar, el único con programa propio. De hecho, él mismo se presenta como “cocinero y minipresentador” con esa naturalidad y autoestima que demuestra que la frontera entre el niño mono y el niño repelente es muy fina. Otro ejemplo es el de Esther discutiendo con la última ganadora, Vicky, casi dignas de unas matrimoniadas.

Como era de esperar, la sangre no llegó al río. La única que derramó un poco fue Churra, que fue ayudada por Maribel mientras se curaba, con lo que no tiñó la blancura del programa. Más que blanco, ñoño, dirán algunos. En todo caso, está en la línea de lo que transmite la televisión en estas fiestas y que no siempre es acorde con la realidad, claro. Pero ese es otro tema.

La verdad es que el programa no tiene mayor interés que recuperar algunos concursantes. Y poco más, porque ideas para menús navideños nos llegan de todas partes y además nos atreveríamos a decir que más apañadas. Por lo demás, en una semana conoceremos a otros 16 niños que, después de competir en un plató de televisión, acabaran engrosando el programa navideño del año que viene. Es el círculo de la Navidad televisiva.

Vuelve ‘MasterChef’

$
0
0

MasterChef-3

La espera ha terminado. Los fans de MasterChef pueden respirar tranquilos, y los que están hartos de los talent shows gastronómicos pueden ir afilando sus cuchillos o apagando la televisión porque la tercera edición de este programa arranca esta misma noche.

Televisión Española promete “más emoción, humor y muchas sorpresas”. Pero a estas alturas todos sabemos que el menú principal será similar a lo ya visto hasta ahora: Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera (que por lo visto han sacado tiempo entre anuncio y anuncio) ejerciendo de jurado, Eva González presentando con esa naturalidad desbordante, 15 concursantes con sus correspondientes dosis de drama, rarezas y demás, y muchas caras conocidas en la lista de invitados.

Y la cocina ¿qué pinta en todo esto? Es la misma pregunta que llevamos años haciéndonos pero no perdemos la esperanza de que, además de “espectáculo en estado puro” -otra de las promesas del canal- los pucheros tengan también su papel. De momento, en la lista de cocineros invitados figuran nada menos que 75 estrellas Michelín, entre ellos los chefs Quique Dacosta, Martin Berasategui, los hermanos Roca, Pedro Subijana y por primera vez Juan Mari Arzak. Sí, definitivamente el espectáculo está asegurado.

De los 15.000 aspirantes a participar en la tercera edición de MasterChef, 50 han llegado a este primer programa en el que se escogerá a los 15 concursantes definitivos. ¿Habrá una vegana que tendrá que vérselas con chuletones? Ya lo veremos pero, por la información que se ha avanzado, sabemos que entre ellos -con edades entre 18 y 69 años- habrá un ex soldado, una inmigrante que aprendió a cocinar en el servicio doméstico, una ex concejala y un campeón de artes marciales.

En el primer avance ya queda claro que ésta será una edición muy viajera. Además de lanzarse a nadar con atunes, los concursantes también subirán al Teide, visitarán Cáceres -capital gastronómica de 2015-, harán una ruta por Andorra -no sabemos sin en plan gastronómico o financiero- y se colarán en las cocinas de Abac, el restaurante de Jordi Cruz en Barcelona, con dos estrellas Michelín.

Para el ganador, 100.000 euros, su propio libro de cocina y un máster en el Basque Culinary Center, aunque para saber quién es el nuevo MasterChef habrá que esperar unas cuantas semanas. Por cierto, los responsables del programa aseguran que el 83% de la población del país ya ha visto este programa, así que ésta es tu tercera oportunidad para dejar de ser ese 17% restante, o para reivindicar esa minoría que asegura que este programa tiene mucho que ver con la televisión y poco con la cocina.

El nuevo ‘MasterChef’, en cifras

$
0
0

MasterChef3

MasterChef ha vuelto con fuerza: 3 millones de espectadores siguieron el estreno de la tercera edición el pasado martes y fue el programa más comentado del día en las redes sociales. Lo que viene siendo otro éxito. No nos extraña, el fenómeno del reality culinario no tiene, por el momento, síntomas de agotamiento, y la fórmula está probada y garantizada.

Así que, como ya adelantamos hace unos días, la nueva temporada se presenta sin novedades destacables ni en la mecánica ni en los roles de concursantes y jurado. En todo caso un plus de reality en forma de historias personales dramáticas, y un ejercicio de humillación, la expulsión de Alberto, muy discutible en el caso de un programa grabado con antelación. Vale, merecía irse a casa con la cabeza de león que ya protagoniza decenas de memes a estas horas, pero no con la dureza del jurado ni el posterior regodeo morboso de Eva González.

Leon_MasterChef

El ya famoso “León come gamba” de Alberto

En cualquier caso, mucho se ha opinado, y nosotros también, sobre este tipo de formatos. Por eso, ante la nueva edición de MasterChef, y mientras el segundo programa de la temporada ya va perfilando quiénes serán los más queridos y odiados esta vez,  se nos ha ocurrido que podría ser interesante acercarnos a este MasterChef a partir de las cifras.

Como diría Anita Pastor: estos son los datos, suyas son las opiniones.

8 contra 7. Paridad entre mujeres y hombres en los 15 concursantes finales. Es la tónica del programa, que también cuenta con un ganador y una ganadora en las ediciones anteriores. Como reflejo de la sociedad, podría parecer que en los hogares españoles los fogones no tienen género y, de paso, tampoco el resto de tareas domésticas. Hay quien defiende que la tele es un reflejo de la sociedad, ¿seguro?

32 años. Es la media de edad de los concursantes seleccionados, y eso que entre ellos hay una veterana de 69 años con mucha energía pero pocas posibilidades de desarrollar una larga carrera en el mundo de la restauración. Sin Encina la media de edad se sitúa en 29 años. Más de la mitad de los concursantes están en la veintena y sólo dos tienen más de 40. Se trata de un claro rejuvenecimiento del programa: la media de edad de la segunda edición era de 39 años. ¿Habrá más ímpetu, poca reflexión y la energía desbordante propia de las edades más tempranas? Habrá que ver.

2 concursantes de los 15 tienen historias personales duras e infancias complicadas: Fidel creció en un orfanato y Sally fue criada por sus tíos y Sarita, su tutora, fue quién la animó a cocinar. Así pues, la dosis de lágrimas y emoción está garantizada.

1228 followers tiene -al menos tenía en el momento de escribir esto- Carlos, el concursante de la risa nerviosa. Es el primero si hacemos un ránking a partir de Twitter. Le sigue de Fidel, con 929. En cambio, en la parte baja, se sitúan Raquel con 300 y Mila con 304. En todo caso, éste es un concurso donde no hay lugar para votaciones populares, todo el peso recae en el jurado. Por cierto, si nos fijamos en el ránking twittero, Jordi Cruz es el absoluto líder de masas con 161 mil seguidores. Casi nada.

27:30 minutos. Es el tiempo que vimos cocinar en el primer programa. Si tenemos en cuenta que el programa tiene 2 horas de duración, esto representa más o menos el 23% del tiempo de emisión. Es un argumento muy socorrido decir que en este tipo de programas el cocinar es casi anecdótico. Así que vamos a comparar este 23% con los momentos en que el jurado habla, juzga y delibera sobre lo cocinado. Si tomamos como medida el primer programa, las valoraciones se extienden durante 55 minutos, lo que representa un 46% del programa, casi la mitad.

Cierto es que se trataba del programa de presentación y de cásting. En el segundo programa, el primero real, la proporción se invierte con 41 minutos cocinando -un 32% del tiempo total- contra 34 minutos de deliberación, un 26%.

35 veces hemos visto a Pepe Rodríguez engullir comida con esa forma tan personal de hacerlo, ¡con esas ganas! Es una de las imágenes más icónicas de este cocinero mediático, y en el programa no nos han defraudado. Ya lo hemos visto incluso comerse una cabeza de gamba entera. Realización se volca con las catas de Pepe “el minotauro” – afortunada definición de Encina -. Por detrás viene Samanta con 23 planos de ella tenedor en mano y muy por detrás Cruz con solo 13. Será que hay que mantener la línea, o que está demasiado ocupado en su rol de jurado duro y estricto.

11 recetas carnívoras. En la prueba final pudimos ver qué tipo de futuros cocineros había en la selección, y está claro que en esta ocasión el veganismo no triunfa. Además de las 11 recetas carnívoras hay 10 más con pescado y marisco. Incluso Lidia, la dietista-nutricionista, que podría ser digna sucesora de la concursante vegana, optó por un plato de conejo. Sin chorizo, eso sí.

Sólo dos concursantes lo intentaron con un postre. Uno de ellos se lleva el premio a la planificación, por la intención de cocinar una tarta que necesita 8 horas para congelar. Muy lógico cuando solo se dispone de 60 minutos.

Pero sin duda la sensación durante mucho tiempo va a ser ese “león come gamba” del que hablábamos al principio. El plato que ha tenido la deliberación más corta y la expulsión más rápida en la historia del concurso. Una personalidad naïf en el contexto de impostada agresividad del formato provocó, para algunos, un momento televisivo impagable y, para otros, un momento de vergüenza ajena difícilmente superable.

“Esto es MasterChef”, repite como un mantra Eva González. Efectivamente, todo esto y mucho más es MasterChef, el programa de televisión donde un concursante puede afirmar: “Quería ser presidente del gobierno pero ahora estoy en MasterChef”.

El negocio del ‘León come gamba’

$
0
0

Renova_Leoncomegamba
Siempre nos quedará la duda de si todo es fruto de un guionista inspirado y puesto hasta arriba de creatividad, o es que simplemente la realidad supera la ficción. El caso es que el León come gamba del pobre Alberto de MasterChef -humillado y expulsado del programa- se ha convertido en uno de los mayores hits en la historia de este programa de (¿cocina?) de televisión.

Leon_come_gamba

Tras el cachondeo inicial y los chistes de los más rápidos -hay que reconocer que la gente tiene mucha gracia-, quien más quien menos ha intentado sacar tajada de la famosa patata reconvertida en lamentable león. Los periodistas jugando a ser más graciosos que nadie, a ver si suena la flauta y podemos subirnos a la ola del viral de turno. Los fabricantes de camisetas reproduciendo sobre tela los recurrentes chistes, e incluso algún restaurante ya ha incluido en su carta el “león combe gamba” (rebozado, eso sí) o ha creado un pintxo en homenaje a esta creación culinaria. 

Por supuesto, las marcas no han querido quedarse al margen de la histeria leóncomegambista y todos los community manager echaron mano de sus mejores recursos para vincular cervezas, bayetas y refrescos con la popular imagen de la patata. La verdad es que mucho tampoco se comieron la cabeza.

LeonComeGamba_01 LeonComeGamba_03 LeonComeGamba_02

Lástima que las recetas no tengan derechos de autor porque si no el malogrado Alberto podría convertir el plato del que tanto se ha reído todo el mundo, y que espantó al jurado, en uno de los más rentables de la historia de la gastronomía española. Aunque, pensándolo bien, esa foto o imagen o lo que sea sí tendrá sus derechos, ¿no? ¿Va a facturar Televisión Española lo que corresponde a todas estas marcas tan ingeniosas?

Pero la palma se la lleva Renova, la marca de servilletas y papel higiénico y demás que, no sólo es uno de los patrocinadores de MasterChef, sino que se apuntó el tanto de sacar las primeras servilletas dedicadas al león de patata. Sí, parece una noticia de El Mundo Today, y la primera reacción lógica es pensar que se trata de una broma, pero todo parece indicar que va en serio.

Según repiten un montón de medios, estas servilletas de Renova ya pueden comprarse en la web de la firma por 2,79 euros el paquete de 20 servilletas. Nosotros, por cierto, no hemos sido capaces de dar con ellas en la tienda on-line así que, si alguien tiene suerte, que avise. Con lo que sí nos hemos topado es con unas servilletas de Felipe VI y Letizia que, además de dejarnos bastante fascinados, parecen confirmar que en Renova son muy de hacer cosas de éstas.

Al final, el chico raro que juró en pleno ataque de dramatismo no volver a cocinar, ha acabado convertido en una estrella, y su plato en la sensación del momento. Veremos cuanto dura la tontería y si, como insinúan algunos, habrá repesca teniendo en cuenta el potencial para la audiencia. Pero visto el panorama, a ver quién se atreve a asegurar ahora mismo que no veremos una línea de productos con el sello de este muchacho o incluso un programa propio.

Esto no va de cocina, va de espectáculo, de audiencia y, claro, de dinero. Y el León come gamba ha demostrado ser una auténtica joya.


1650 euros por persona. Así es el restaurante más caro del mundo de la final de ‘MasterChef’

$
0
0

Sublimation-MasterCheg-03

Se llama Sublimotion, está en Ibiza, y presume de ser el restaurante más caro del mundo. Y teniendo en cuenta que el único menú disponible se cotiza a 1.500 euros el cubierto (+ IVA) no parece que sea una exageración. Instalado en el Hard Rock Hotel de la Platja d’en Bossa de Ibiza, este singular restaurante lleva ya más de un año en funcionamiento aunque, sin duda, su aparición estelar ayer en la final de MasterChef le ha hecho saltar de nuevo a los titulares.

Ya hemos dicho alguna vez que por aquí somos más de los programas de cocina que dan hambre y ganas de cocinar que de los que son mero espectáculo, lloros y tonterías guionizadas. Tal vez por eso, más allá de la espectacular puesta en escena, de los jurados de lujo -poca broma, que por allí andaban Joan Roca, Andoni Luis Aduriz y Ferran Adrià, tres de los mejores cocineros del mundo- o de la victoria de Carlos, lo que esta noche nos ha quitado el sueño ha sido el citado restaurante ibicenco.

Eso y, literalmente, un programa final largo y tedioso que se ha alargado hasta la una y media de la mañana. Y además sin emoción porque la final Sally – Carlos se veía venir desde los cástings. Ninguna sorpresa, ningún momento fuera de lugar, ningún plato desastre, ningún homenaje al “León come gamba“, auténtico protagonista de esta tercera edición.

Carlos-MC3

La edición más realitera y lacrimógena ha terminado con la victoria de Carlos que, con una interpretación del castizo bocata de calamares, una merluza a baja temperatura y  una torrija de postre, se ha llevado el premio en una ajustadísima final. Esperemos que sea una oportunidad para hacer carrera en la gastronomía y no un nombre más para engrosar la lista de televisivos a rescatar en Navidad. Porque hay que reconocerlo, los platazos que sacaron los dos aspirantes estaban muy por encima del nivel de lo que ha sido esta edición.

Pero volviendo con el restaurante elegido para la gran final, lo cierto es que provocó todo tipo de reacciones entre el personal. Indignación y sorpresa por el precio, chistes a costa de los invitados VIP de Ibiza, algún que otro comentario sobre la decoración y todo eso de la experiencia sensorial y, sobre todo, una pregunta que se repitió mucho en las redes sociales a lo largo de la noche y que el mismo protagonista se ocupó de difundir: ¿Por qué no se mencionó en ningún momento que al frente del restaurante está Paco Roncero? Misterios de la televisión, las productoras, los chanchullos y los amiguísimos, cabe suponer.

El caso es que, según explican sus creadores, la idea de Sublimotion se puso en marcha en 2012, pero hicieron falta un par de años para desarrollar el concepto de este restaurante tan diferente, en el que se juega -o eso se promete- con los cinco sentidos de los comensales, trasladándoles a comer, por ejemplo, en el césped de Central Park.

Sublimation-MasterCheg-02

Sublimation-MasterCheg-01

Una única mesa, una sala con el techo y paredes cubiertos de pantallas, gafas de realidad virtual, un menú degustación servido por 25 profesionales a lo largo de 3 horas… “Una puesta en escena sin precedentes, convirtiéndose así en un nuevo arte escénico, el primer espectáculo gastronómico del mundo”, explican desde su web, apuntando que en este espectáculo participan no sólo cocineros sino también ingenieros, escenógrafos, coreógrafos, guionistas e incluso ilusionistas. Y todo ello por sólo 1.650 euros.

Que no es para todos los bolsillos está claro, pero esperemos que este tipo de excentricidades  sirvan al menos para resituar un poco a los que consideran que esos menús degustación de 100 o 200 euros de los grandes restaurantes son un robo a mano armada. Lujo, show gastronómico con muchos colorines y fuegos artificiales, menús al alcance de sólo unos pocos privilegiados, esa absurda idea flotando en el aire de que el restaurante más caro del mundo es bueno sólo por eso y que, por tanto, cocinar allí es llegar a lo más alto…

No parecen valores muy adecuados para la final de un programa que se suponía de cocina. Aunque, pensándolo bien, y vistas las cifras de audiencia, posiblemente somos nosotros los que no somos los espectadores adecuados para un programa como MasterChef.

Por cierto si alguien se anima, para esta misma noche hay disponibles todavía unas cuantas de las 12 sillas de la mesa más exclusiva del mundo. Y si te preguntas si se puede pagar a plazos, posiblemente es que Sublimation no es para ti.

Vuelve ‘MasterChef’ con “más cocina de toda la vida”. ¿Seguro?

$
0
0

MasterChef4-02

La cuarta edición de MasterChef ya está aquí. Desde esta noche y durante las próximas 13 semanas veremos en La 1 el ya clásico desfile de aspirantes a cocineros examinados en pruebas más o menos surrealistas por los tres miembros del jurado que, por supuesto, repiten en esta nueva temporada: Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz. Y de presentadora, claro, Eva González.

El menú promete “sorpresas y mucha emoción” -esto es televisión, no lo olvidemos- y viajes por toda la geografía del país. Lugares como Teruel, el Monasterio de Montserrat o Torrejón de Ardoz figuran ya en la lista desvelada por los responsables del espacio.

Y esta vez tampoco faltará el desfile de algunos de los chefs más prestigiosos, con figuras como Carme Ruscalleda, Raül Balam, Diego Guerrero, Roberto Ruiz, Ángel León y Macarena Castro entre otros, hasta sumar nada menos que 50 estrellas Michelin que, como todo el mundo sabe, es la unidad de medida para los cocineros.

MasterChef4-04

Una receta, por lo tanto, que no se sale mucho de lo habitual y que, es cierto, hasta ahora ha funcionado bastante bien. De hecho se ha batido el récord de participación en los castings: más de 20.000 candidatos inscritos, lo que supone un 25% más respecto al año pasado. ¿Pero habrá sitio para los pucheros en un programa que se define como “el talent de cocina de mayor prestigio de la televisión”? Parece una pregunta ridícula pero, en realidad, si algo falta siempre en MasterChef es precisamente eso, cocina.

MasterChef4-01

Sobre el papel la cosa no pinta mal. Los miembros del jurado –explican desde MasterChef– inculcarán a los concursantes la filosofía slow food, que promueve el respeto por el producto local y la estacionalidad. De hecho “reforzar la cocina de toda la vida” es una de las promesas que figuran en la carta de presentación de esta edición.

Podríamos darle un voto de confianza, aunque la experiencia dice que esperar algo de la mayoría de programas de cocina en televisión es un atajo perfecto hacia la decepción. Veremos qué pasa esta noche, pero de momento las pistas vuelven a sonar más a otra ración del show de siempre que a un cambio de rumbo.

MasterChef4-03

Y es que, por lo visto, la primera eliminatoria enfrentará a los 15 aspirantes iniciales con otros tantos con los que tendrán que luchar por un puesto en el programa. “Tensión, nervios y, sobre todo, emoción será lo que vivamos en estas batallas que enfrentarán por ejemplo a una madre contra su propio hijo, o a dos hermanas gemelas”.

“¿De qué son capaces con tal de conseguir el ansiado delantal blanco?”, se preguntan desde MasterChef mientras apuntan otra exclusiva: “Viviremos un abandono”. Más cocina de toda la vida, ¿seguro? Cuesta imaginarlo con este avance de lo que se nos viene encima.

Una cosa está clara, el mayor reto para esta edición de MasterChef será superar aquel momento “León come gamba” de la anterior temporada. Los guionistas no lo tienen fácil.

Carme Ruscalleda, la cocinera con más estrellas del mundo, se asoma a ‘MasterChef’

$
0
0

Carme-Ruscalleda-Master-Chef

Elegidos los 15 participantes de esta cuarta edición en el primer programa, esta noche MasterChef comienza su auténtica andadura. Y lo hace en un escenario único: el Monasterio de Montserrat, en la provincia de Barcelona. Tierras catalanas, cocina que –por lo que se ha podido ver en el avance– también tendrá guiños a la gastronomía del lugar, y una invitada de lujo, la cocinera Carme Ruscalleda.

Acompaña de su hijo -el también cocinero Raül Balam-, la chef ya hizo sus pinitos en MasterChef Junior, y ahora vuelve a la pantalla para proponer a los concursantes un reto: cocinar para 80 personas, entre las que habrá caras conocidas como Jordi Labanda o Sergio Dalma.

Carme Ruscalleda es una de las mejores exponentes de esa alta cocina realizada por mujeres en un territorio en el que el protagonismo es casi siempre para ellos. De hecho sólo hay que echar un vistazo a la famosa Guía Michelin para darse cuenta de que las chefs siguen siendo minoría en el reparto de estrellas.

Pese a ello, Ruscalleda rompe los tópicos con nada menos que 7 estrellas: 3 por su restaurante Sant Pau en Girona, 2 en Sant Pau en Tokio, y otras dos por Moments (hotel Mandarin Oriental, Barcelona), donde comparte cocina con su hijo. De hecho, estamos ante la cocinera con más estrellas del mundo y considerada por muchos como una de las mejores chefs del panorama actual.

Su carácter -es muy difícil encontrar a alguien que hable mal de ella-, su cocina de producto con toques de modernidad pero sin demasiadas florituras ni fuegos artificiales, y la apuesta por el producto de proximidad y temporada le han valido una más que merecida buena fama desde que en 1998 abriera su primer restaurante.

MasterChef4

Además de ella, esta noche también desfilarán por la pantalla concursantes de ediciones anteriores -cómo MasterChef ha cambiado la vida de muchos de ellos es uno de los mensajes claves de este año-, y en la última prueba los nuevos aspirantes tendrán que demostrar su arte a la hora de cocinar con maíz delante de Roberto Ruiz, chef del restaurante Punto MX.

¿Conseguirá Ruscalleda poner un poco de orden en MasterChef tras un primer programa en el que -como nos temíamos- vimos más espectáculo que cocina? Castings multitudinarios con muchas anécdotas , aspirantes con historias a cada cual más peculiar -ya se saben la lección y han descubierto que para estar en MasterChef hay que ser un personaje-, lágrimas e incluso una petición de matrimonio fueron el menú para ese primer programa. Así que la cosa no pinta demasiado bien, la verdad.

¿Machismo en ‘MasterChef’?

$
0
0


MasterChef4-machismo-01
La televisión y el machismo forman demasiadas veces pareja artística. Ojalá se pudiera decir en pasado y contarlo como algo ya superado, pero basta un rápido paseo con el mando a distancia para encontrase con ejemplos más o menos escandalosos.

A veces es machismo de manual, de ese de toda la vida, con chistes, risitas, palmadita en el culo si se presta y venga mujer para la cocina que hay trabajo. Durante un tiempo Bertín Osbone dio unas cuantas lecciones de este estilo en un programa en la televisión pública que provocaba casi tantos momentos de incredulidad como de vergüenza ajena. Todo, eso sí, con tono campechano. Porque Bertín, ante todo, es un señor y un cachondo, como ahora demuestra cada semana en Tele 5.

Pero más allá de estas muestras evidentes de machismo en versión casposa de hace unas décadas, está ese machismo de baja intensidad que pasa desapercibido pero se cuela por las rendijas. Algo así como “si yo en mi casa ayudo a mi mujer” y clásicos de ese tipo. Frases e ideas tan instaladas en la sociedad que son muchas veces indetectables. Son los llamados micromachismos.

Precisamente de eso acusaban recientemente a MasterChef en un interesante y recomendable artículo de opinión publicado en Tentaciones de El País. Cambios de look reservados para concursantes femeninas, mujeres que –medio en broma medio en serio- llaman a sus maridos para pedir permiso para seguir en el programa, chistes sobre las gorduras de ellas por comer más de la cuenta, baboseo de la cámara ante una de las candidatas… ¿Recurrentes chistes de guión o clamorosos ejemplos de micromachismo?

Lo cierto es que MasterChef no anda mal servido de topicazos televisivos de la vieja escuela. La presentadora florero -tal vez aquí se nos escape a nosotros mismos otro de esos machismos en miniatura- que nadie sabe muy bien qué papel tiene; el miembro del jurado jovenzuelo, apuesto e hiperactivo; el otro más majete y entrañable; la mujer dura que completa el trío; los aspirantes que lloran y convierten la cocina en su particular terapia para superar durísimas historias personales; la señora que abandona -ojo, primer abandono de la historia- porque no puede más…

MasterChef4-machismo-02

Lo hemos dicho ya muchas veces, pero a nosotros mismos se nos olvida a ratos en cuanto oímos el ruido de cacerolas: esto es un reality y la cocina está ahí como una parte más del decorado y la trama.

Hay tópicos y, claro, hay polémicas. ¿Qué reality puede sobrevivir sin ellas? El abandono voluntario de Emilia es por ahora uno de los puntos álgidos del guión. No sólo por el típico drama, sino porque su salida ha permitido la entrada de una de las aspirantes (Dania) rechazadas que no dudó en poner a caldo los criterios del programa en su momento. Ahora, claro, vuelve con menos humos y recibe una bonita lección de humildad por parte del jurado. Precioso.

Emilia-MasterChef

Menos calmada parece Monica Rosón, que también estaba entre los aspirantes aunque se quedó a las puertas de esta cuarta edición. Al parecer no le ha gustado demasiado cómo se ha usado su nombre y, más concretamente, su matrimonio con un deportista conocido. ¿Definir a una mujer por su marido sería otro buen caso de machismo latente en MasterChef? Que ocurra en muchas partes y muchas veces, por cierto, no significa ni que sea normal ni que no sea machismo.

Por cierto, en el programa de hoy los concursantes van a cocinar para sus madres. ¿Debemos entender que se les elige a ellas en lugar de a los padres por el papel materno en la cocina, la alimentación de los hijos y su cultura culinaria? ¿Otra ración de ese machismo de baja intensidad o empezamos a verlo donde no lo hay?

Aunque hablando de machismo, MasterChef Junior en su última edición ya tuvo su propia crisis al respecto. El comentario de uno de los pequeños concursantes sobre la capacidad genética de las mujeres para fregar le valió una merecida reprimenda y algún que otro discurso sobre lo mal que estaba aquello.

Todo muy educativo de no ser por el papelón que Jordi Cruz y Pepe Rodríguez hicieron en el primer programa ante una de las aspirantes (Andreína Veliz) que había sido portada de Interviú. Parecía simple humor garbancero, pero el mensaje de fondo va más allá.

¿Hay machismo en MasterChef o simplemente es que necesitamos hablar de algo a la espera del León come gamba de este año? Porque no, la Bomba de sangre de Aniuska no nos sirve. En cualquier caso, confiamos en que llegue pronto para animar un poco el ambiente. La otra opción, claro, es que se hable y se dedique más tiempo a la cocina. Pero eso no va a pasar, ¿verdad?

Lloros, polémicas, flirteos, machismo… Lo mejor y lo peor de MasterChef 4

$
0
0

MasterChef-4-final

La cuarta edición de MasterChef ya tiene su flamante ganadora. A estas alturas es fácil ir de listos, pero en realidad estaba cantado que Virginia acabaría imponiéndose porque representa el prototipo perfecto del ganador de MasterChef: sufrida, con dotes de cocina popular que hay que refinar, facilidad de lágrima…

Menos suerte ha tenido nuestro favorito de la final, José Luis, que se quedó cerca pero no llegó a la última eliminatoria. No sólo nos encantaba su acento de Muchachada Nui, la capacidad de trabajo o la alegría que le ponía al asunto, sino que nos ganó su falta de cursilería. Una auténtica rareza en la televisión en general y en MasterChef en particular.

Pensándolo un poco, posiblemente se convirtió en nuestro concursante predilecto el día de la visita familiar -qué novedad, ¿eh?-, cuando frente al ambiente lacrimógeno de participantes y jurados que invitaba a pensar que hacía un par de décadas que vivían alejados de los suyos, el de Albacete mantuvo la compostura.

No habrá ganado, vale, pero su entrañable capacidad para liarse a la hora de hablar ha sido una de las mejoras cosas de este MasterChef 4 que, por otro lado, también podría resumirse con el recurrente “más de lo mismo”.

No ha habido León come gamba. O tal vez sí, al menos eso es lo que nos contaba Jordi Cruz al preguntarle por el tema, señalando aquella Bomba de sangre de Aniuska que le costó la eliminación en el primer programa. Hay quienes no han dudado en definir ese plato -¿plato?- como el peor de la historia de MasterChef, pero está claro que no tuvo ni de cerca el tirón mediático del León de la anterior edición.

MasterChef4-final-03

Lo que no ha fallado es la innegable capacidad de los encargados del casting para asegurar una buena dosis de personsajes peculiares y sus correspondientes polémicas. Las ha habido para todos los gustos, desde el abandono voluntario de Emilia y la reentrada de Dalia -que se había dedicado a criticar el programa desde fuera y después se tuvo que comer parte de sus palabras-, hasta la historia de Monica Rosón, aspirante que se quedó fuera de la cocina de MasterChef y no dudó en poner los puntos sobre las íes -esta vez sin corrección posterior- al programa.

Entre los momentos más comentados del programa, la actitud de Jordi Cruz y Pepe Rodríguez ante Andreína Veliz en el primer programa desató más de una crítica por machismo. El propio Cruz salía al paso de aquello y, además, explicaba su particular culebrón con otra de las concursantes, Natalia. Un supuesto tonteo ante las cámaras que dio para muchos chistes, alguna que otra crítica y, por supuesto, para darle un poco más de tensión a la historia. Al final de eso se trata.

MasterChef4-final-04

Nos siguen preocupando, y mucho, las insistentes muestras de humor casposo en el programa. Los chistes con los huevos el día que el programa estuvo dedicado a este ingrediente -interesante por otra parte aprender a freír bien un huevo- o el lamentable cambio de look para Esmeralda no pasarán a la historia como los momentos más brillante de la televisión en este 2016. ¿De la manía que le teníamos todos a Esmeralda y sus cosas energéticas hemos hablado ya?

Tampoco es que esperemos el guión de Mad Men, las tramas de House of Cards o la tensión de Juego de Tronos -con tanto cuchillo por medio a veces dan ganas-, pero lo cierto es que después de cuatro temporadas hay tópicos que agotan.

La lista de cocineros mediáticos españoles es la que es, vale, ¿pero hace falta que cada año, cuando sale Jordi Roca con un postre, todo el mundo ponga cara de emoción y sorpresa como si fuera lo más inesperado del Universo? ¿Son necesarios esos paseos en los que además de dar a conocer el producto local -bien- se acaba cayendo en el regionalismo más de andar por casa?

MasterChef-4-

Está claro que nuestra críticas de niños repelentes a los que les gusta más la cocina que la televisión -un mal punto de partida para enfrentarse a MasterChef– tienen poco que ver con el éxito, porque esta cuarta edición y la final de anoche han sido un notable éxito de audiencia. Y sí, confesamos que, aunque repetida, la presencia de Arzak en el jurado final de ayer junto a Subijana y Berasategui nos encanta. No sólo por el homenaje a los 40 años de la llamada nueva cocina vasca, sino porque Juan Mari, con su desparpajo de estar de vuelta de todo, te anima una cocina, una convención gastronómica, un programa de televisión o lo que haga falta.

Pero sin duda, terminada esta edición, lo peor de MasterChef es lo que está por llegar. Sí, hablamos de esa versión Celebrity que ya se está grabando con Cayetana Guillén Cuervo, Loles León, María del Monte, El Cordobés y Virginia Troconis, Fonsi Nieto, Fernando Tejero, Niña Pastori y Miguel Ángel Muñoz como aspirantes a cocinillas.

MasterChef4-final

Era sólo cuestión de tiempo que cayeran en la tentación de probar con famosos -y famosillos- entre fogones, pero si a ratos, en la versión normal de MasterChef, ya nos sobra espectáculo y nos falta cocina, entran temblores sólo de imaginar esta edición especial.

Tal vez sea porque al pensar en famosos y cocina sólo podemos visualizar a Bertín Osborne y sus invitados. Pero tan malo no puede ser, ¿verdad?… ¿Verdad? Animadnos un poco y contadnos qué ha sido lo que más os ha gustado de este MasterChef 4. Y lo que menos, claro.

MasterChef Celebrity: lo mejor, lo peor y, sobre todo, lo mismo de siempre

$
0
0

mastercelebrity-final-08

Miguel Ángel Muñoz era el favorito. O, por lo menos, eso se ha repetido mucho durante la última semana, aunque para muchos otros casi desde el primer programa Cayetana Guillén Cuervo era la clara candidata a convertirse en la ganadora de esta primera edición de MasterChef Celebrity.

Pero aunque la actriz -que también era nuestra favorita, por cierto-  ha demostrado durante estas semanas que es bastante más simpática que la imagen que durante años se había creado a su alrededor y que cocina realmente bien, finalmente ha sido Muñoz el ganador del concurso. Resultado previsible para un programa previsible.

 

Pero a estas alturas no vamos a sorprendernos de casi nada con MasterChef. Ni de los guiones un tanto repetitivos ni de ese papel a veces tan secundario que se le da a los fogones. Lo hemos repetido ya demasiadas veces y después de una cuantas temporadas y de esta primera versión con famosos, casi están empezando a resultar más aburridas las críticas -incluidas las nuestras- que el propio programa. Y mira que puede llegar a ser cansino.

mc-celebrity-final-01

Y es que, en realidad, más allá de los VIP de turno, nada ha cambiado en una receta de sobra conocida. Lágrimas, sorpresas que en realidad no son para tanto pero que a los concursantes les parecen lo más emotivo del universo, y las broncas entre los aspirantes a chefs más o menos guionizadas. Sí, lo de Fernando Tejero y Loles León ha llegado a ser entre forzado e insoportable.

mc-celebrity-final-04

Tampoco ha faltado la típica crisis y abandono en versión María del Monte –lo de llamar ineducados al jurado ha sido de lo más grande de esta edición-, la concursante fugaz (Estefanía Luyk, por si ya todo el mundo se ha olvidado de ella), la aparentemente odiosa y cantarina que al final no lo es tanto o al menos llega hasta la final…

Y, por supuesto, esas cosas que desde hace mucho tiempo nos chirrían de MasterChef pero que ahí siguen. ¿Que termine a las 2 de la mañana? También. ¿La publicidad que la televisión pública en teoría no permite pero que van colando como pueden entre electrodomésticos con la marca bien visible o el supermercado amigo? Sí, pero tampoco hablamos de eso.

mc-celebrity-final-02

Nos referimos a ese punto entre casposo y garbancero que, sin llegar a ser la cocina de Bertín Osborne, a veces se acerca peligrosamente. Esos machismos de baja intensidad de los que ya hemos hablado en otras ediciones de MasterChef tampoco faltaron a la fiesta. El Cordobés -el torero que sentía lástima de un bogavante- y Virginia Troconis han sido esta vez el plato para otra ración de estereotipos.

Definida 2 de cada 3 veces como “la mujer de” y con la constante sombra de que está allí precisamente por eso y no por méritos propios -sinceramente, desconocemos su curriculum exactamente igual que desconocíamos hasta ver MasterChef Celebrity si estaba casada o con quién- más de una vez hemos tenido que mirar el calendario para comprobar que estábamos en 2016 y en una televisión pública.

Por no hablar de los repetitivos comentarios del jurado sobre los peinados de Cayetana que, por supuesto, nunca han ido dirigidos a alguno de los participantes masculinos. ¿Micromachismo o tenemos la piel muy fina? Seguimos haciéndonos la misma pregunta con cada MasterChef y está claro que la historia se repite aunque los concursantes sean famosos.

mc-celebrity-final-05

Para rematar, no podemos pasar por alto el selecto ambiente capitalino de la segunda prueba de la final de anoche en la mítica y reabierta sala Florida Retiro de Madrid. Ramón García andaba por allí -sin capa- para hacerse una idea del concepto. Incluso vimos servilletas agitadas en el aire, como en cualquier bodorrio que se precie.

No han faltado algunos grandes momentos. Los cortes de Cayetana en los primeros programas, el carísimo arroz con marisco que preparó Loles en la semifinal, el bogavante amagando con ser un nuevo León come gamba de Tejero… Sí, definitivamente los bogavantes han sido otra celebrity en el programa.

mc-celebrity-final-03

El caso es que las críticas son lo de menos, por mucho que las repitamos edición tras edición. La audiencia ha respondido bien a esto de meter famosos en la cocina, así que no dudamos de que habrá una segunda edición. Seguro que pronto empiezan a sonar nombres de candidatos a chefs. De hecho, pensándolo bien, sus caras serán lo único que cambiará, porque el resto del menú es fácil de imaginar. El de siempre.

Pena, envidia y pereza. ¿Qué opinan de ‘MasterChef Junior’ los que normalmente no lo siguen?

$
0
0

¿Pero MasterChef Junior no era un formato navideño para niños que tenía que haber terminado hace un par de semanas? Aunque el sentido común podría hacer pensar eso, ya se sabe que los programadores de televisión se rigen por sus propios -y discutibles- criterios. Este año tocaba versión Celebrity, así que a la porra el espíritu navideño y que la edición Junior acabe a mediados de enero.

Pero no pasa nada. 17 de enero, una de la mañana, y niños cocinando en la televisión en un programa supuestamente dirigido también a los pequeños. Lo hemos repetido tantas veces que da casi pereza volver a poner cara de escandalizados.

De todos modos, como Jordi Cruz nos explicó en su momento, el programa está pensado para que los niños puedan verlo -a través de las repeticiones o en la web- en fin de semana o en cualquier otro momento. Que los que estén más enganchados puedan o quieran esperar, ya es otro tema.

El caso es que MasterChef Junior 4 ya tiene ganadora. Paula consiguió convencer al jurado en la final de anoche y convertirse en la vencedora de esta cuarta edición. Una entrega en la que da la sensación de que, pese al guión habitual,  ha tenido menos tirón. Tal vez sea cosa de la resaca de la versión Celebrity, cuyos concursantes, por cierto, también se asomaron al último programa. Loles León sigue cantando, nos tememos.

Ha habido alguna pequeña polémica, niños más o menos simpáticos y repipis, una futura estrella internacional -el glotón de Jefferson ya hace sus pinitos en la televisión británica- y, como siempre, muchas buenas intenciones y mensajes sobre lo importante que es pasarlo bien y participar. En todo caso, la audiencia ha respondido bien, sobre todo en Navidades. Y, no nos engañemos, eso es lo que cuenta.

¿Nuestra opinión? La de siempre, así que esta vez se nos ha ocurrido trasladar la pregunta a amigos y familiares que normalmente no siguen MasterChef pero han acabado viendo algún programa o simplemente cachos sueltos practicando zapping. No conocen a los protagonistas, no se saben las polémicas, no tienen favoritos… Simplemente han puesto la tele y había niños cocinando.

“Qué pena, pobrecitos” es posiblemente el comentario más repetido. Si los lloros son un clásico de todos los MasterChef, es normal que en la versión Junior sean incluso más habituales. Anoche, reloj en mano, apenas había pasado media hora y ya teníamos lágrimas en pantalla. Sin contar las de emoción por la presencia de los padres.

Y es que en el contexto y ritmo de las pruebas, el llanto puede tener su gracia dentro del guión. Incluso para los espectadores habituales seguro que es ya algo normal. Pero no opinan lo mismo los que de repente se encuentran en la pantalla a un pequeño llorando porque no le sale algo, por el estrés de no llegar a tiempo o porque sencillamente le han mandado para casa.

Esfuerzo y competitividad son palabras que también suenan muy a menudo cuando se habla de concursos con menores en televisión. Da igual las veces que repitan -padres y jurado- que lo importante es disfrutar, porque al final las prisas y la tensión es para ganar y para que, claro, otros pierdan.

Porque más allá del trabajo en equipo, al final gana uno y pierden 15. Es uno de los puntos que menos convence a quienes no se consideran ni fans ni siquiera espectadores habituales del programa, y sólo ven a chavales asomándose a la locura que muchas veces es una cocina profesional.

Aquí nos topamos con opiniones enfrentadas, desde los que aseguran que al fin y al cabo la vida se parece a eso, hasta los más radicales que piden que se quite la custodia a los padres que permiten que sus hijos vayan a la tele a pasar esos malos ratos. 

“¿Para qué? ¿Para que aprendan a cocinar o para que sean estrellas de la tele y ganen dinero?”, se pregunta una amiga, madre de dos hijos y que asegura que jamás se prestaría a algo así. Por no hablar, por cierto, de esas cuentas de Twitter que, por muy tuteladas y gestionadas por adultos que estén, se supone que no pueden ser de menores.

No obstante, también hay quienes se quedan fascinados con la destreza entre fogones de estos pequeñajos. Y es que si tu máximo reto gastronómico es tener un tupper comestible para llevarte al trabajo, ver como los finalistas de 10 y 12 años son capaces de casi reproducir un plato de Quique Dacosta, un menú de Diego Guerrero o un postre de Jordi Roca, no es algo fácil de asumir o entender.

Pena, envidia de lo bien que cocinan y, claro, también cierta dosis de pereza. Y es que, aunque los fans no se den cuenta de ello, aguantar casi 3 horas de programa con un guión más previsible que un calendario, no es algo que todo el mundo esté dispuesto a soportar. Por mucho ritmo que se le intente poner al asunto y entrañables que sean los niños. ¿Pero por qué dura tanto? ¿Por qué acaba tan tarde?, nos preguntan como si nosotros tuviéramos respuestas.

Que sí, que MasterChef Junior es televisión, con su correspondiente dosis de espectáculo y negocio. Funciona así y no hay mucho que discutir aunque, como siempre, la presencia de menores en televisión hace que todo chirríe un poco más, por mucho buen rollo y espíritu de aprendizaje que haya.

Posiblemente dentro de un año, cuando MasterChef Junior 5 acabe a la 1 de la mañana en a saber qué fecha de enero, por aquí estaremos haciéndonos las mismas preguntas. Es ya parte de la tradición.

Y a vosotros ¿qué os ha parecido la final? ¿Y la cuarta edición? ¿Ganas de más MasterChef o necesitamos unos meses de descanso?


Así será MasterChef 5. Las 10 claves de la nueva temporada

$
0
0

“La edición más extrema de MasterChef”. Suena a frase hecha y promesa recurrente, pero así se ha presentaso la nueva edición del famoso talent show televisivo que, tras cuatro temporadas, pronto volverá a las pantallas dispuesto a hacernos trasnochar entre semana, tener manía a los aspirantes más petardos y discutir sobre quién debería ganar o ser expulsado inmediatamente por pasarse de listo.

¿Pero queda algo por descubrir después de tantas temporadas, programas y versiones con niños y famosos? Pues parece que sí. Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera, Eva González y Jordi Cruz fueron los encargados de desvelar ayer en Barcelona, junto a los responsables de la productora y de TVE, todos los secretos de MasterChef 5.

O casi todos, porque siempre hay que dejar algo de misterio para el primer programa donde, de los 50 aspirantes, saldrán los participantes de esta quinta edición.

1. ¿Cuándo empieza?

Aunque esa sea la pregunta que todos repetimos ayer durante la presentación, por ahora no hay fecha. “Muy pronto” ha sido la única pista dada por los responsables de TVE, asegurando que si las promociones ya están en marcha, es cuestión de semanas. ¿Después de Semana Santa? Posiblemente.

2. Los concursantes

Habrá que esperar al primer programa para conocerlos pero, por ahora, los responsables ya han adelantado algunos datos que permiten asegurar que en el casting hacen muy buen trabajo a la hora de buscar perfiles de lo más peculiares.

Porque atención con lo que nos encontraremos en pantalla: una punk que trabajó con Esperanza Aguirre, un exseminarista de Ohio, un banderillero, un campeón mundial de culturismo… y la que posiblemente más miedo nos da: una instagramer obsesionada por lo healthy. Esperemos que además de todo eso también sepan cocinar.

3. Muchos aspirantes catalanes

¿Estarás contento?, le bromeaban el resto de miembros del jurado a Jordi Cruz durante la presentación. Y es que, por lo visto, la representación catalana en esta edición va a ser considerable. Al menos entre los aspirantes a acceder a MasterChef 5, porque habrá nada menos que 6 concursantes de diferentes partes de Catalunya.

4. A 10 bajo cero

Lo de edición “más extrema” parece que no es broma. Y es que entre las pruebas de exteriores, los concursantes tendrán que cocinar en medio de la nieve y a 10º bajo cero. Por lo que nos han contado, en el castillo templario en el que también les tocará montar un banquete medieval -con los instrumentos de la época, por cierto- tampoco hacía mucho calor.

5. Una boda

A los que les guste MasterChef por su parte más tierna y los momentos lacrimógenos están de enhorabuena, porque en esta edición incluso habrá una boda. Los aspirantes serán los encargados de organizar el banquete para la ocasión, y Eva González junto a los tres jurados serán también parte de la boda de un antiguo concursante del programa.

6. Cocina con insectos

Algunos dicen que es el ingrediente del futuro. Otros recuerdan que llevamos años hablando de eso y seguimos sin desayunar una tortilla de larvas. En cualquier caso, el espectáculo está asegurado en MasterChef 5, porque los insectos figurarán en la lista de ingredientes de algunas recetas. Jordi Cruz ha confesado que es una de las pocas cosas que le da mucho reparo comer, pero que las hormigas aportan un punto cítrico muy interesante a los platos.

7. Nueva dinámica

“Se exigirá el máximo respeto por el producto. Quien no cumpla esta máxima podrá ir directo a la eliminación”, aseguran los responsables de la nueva temporada. No sabemos muy bien qué significa eso en la práctica, pero siempre nos queda la esperanza de ver un nuevo “León come gamba”.

Sobre el mecanismo del concurso, se ha insistido mucho en que ya no bastará con pasar las diferentes pruebas, sino que ser el mejor en cada una de ellas dará una ventaja notable a los aspirantes para no acabar siendo expulsados.

8. Muchas Estrellas Michelin

El desfile de caras conocidas del mundo de la gastronomía también está asegurado. No faltará Martín Berasategui -con 8 Estrellas, el más premiado de España- entre otros, aunque en esta edición incluso se recurrirá a grandes chefs internacionales, con la visita del mismísimo Joël Robuchon.

9. Ojo, que vuelve Loles

Tras el éxito de audiencia de MasterChef Celebrity, estaba cantando que en el MasterChef “normal” -es un decir- también iban a tirar de este nuevo filón. La buena noticia es que la simpática Cayetana Guillén Cuervo se pasará por el programa. La mala, que Loles León también, y seguro que canta.

10. ¿Está todo inventado?

Versiones con niños, con famosos, la quinta temporada ya de la que los responsables denominan la edición “senior” del programa… ¿Qué será lo siguiente? Seguro que queda margen para seguir ampliando el abanico de formatos, pero Eva González ha lanzado una idea al aire: con políticos. Lo ha dicho en broma, pero todos hemos pensado en la cocina de Bertín Osborne. Y nos hemos echado a temblar, claro.

Pepe Rodríguez: “A mí me ponen una prueba como las que tienen los aspirantes de MasterChef y salgo corriendo”

$
0
0

La quinta edición de MasterChef ya va cogiendo ritmo. Con sus aspirantes -con unos perfiles de lo más variopintos-, sus pruebas en cocina y en exteriores que harían palidecer a cualquier chef, algún que otro drama a la vista y, por supuesto, con su jurado de cada edición. Pepe Rodríguez -cocinero de El Bohío y parte esencial del programa desde su primera edición- afronta esta quinta temporada con la misma energía que siempre.

¿Cansado de que Jordi Cruz sea el malo guapo? “Ojo, que yo también tengo mi público”, bromea. Cercano y tan simpático fuera de cámara como delante, comentamos con él lo que cabe esperar de esta nueva entrega de MasterChef. No puede contar mucho sobre la temporada, pero sí sobre cómo vive el programa y su papel de jurado.

Tiene mérito mantener el gancho de MasterChef tras 5 ediciones. ¿Cuál es el truco?

En realidad hemos hecho 10 temporadas contando los diferentes formatos. Es verdad que muy pocos programas han durado tanto y que tendría que estar agotado. Pero lo que ocurre es que llegamos a todos los públicos. Empezamos con el senior [en referencia al formato original] y el Junior, y los dos han funcionado muy bien. Después pasamos al Celebrity, y ha funcionado todavía mejor.

Con esta variedad abres un abanico muy importante porque llegas a niños y a mayores, y el que no se engancha al de pequeños le gusta el otro, o tiene el tirón de ver al famoso fuera de su estado natural, o el normal, porque puedes verte reflejado en él. Yo creo que ese puede ser el éxito.

Y, claro, es que es un programa que está bien hecho. No porque lo hagamos nosotros, sino por los que están detrás, por los que hacen televisión. Los que cuidan la música, el ritmo. Tú ves sólo la promoción del siguiente programa y te entran ganas de verlo. Eso es la televisión. Nosotros estamos ahí y somos más o menos importantes, pero los que están detrás son los que saben.

De todos los formatos de MasterChef, ¿cuál es tu preferido?

Todos. Es como si me preguntan qué me gusta más cocinar. Todos tienen sus diferencias, claro. El de niños es muy bonito y tierno. Ver a niños de 10 o 12 años cocinar, contándote las cosas sin filtro… eso es único, no te lo va a dar una persona adulta.

Pero lo que grabo con los mayores, que les puedes decir de todo, y atornillarles y reírme también tiene su gancho. Y el Celebrity me ha dado la oportunidad de vacilar a los famosos. ¿Tú sabes lo que mola eso? Ponte en ese lugar.

El primer día que empezamos a grabar, todos estábamos un poco cortados porque ellos sí son profesionales de la tele, nosotros somos unos recién llegados. ¿Qué le dices a una Loles León que tiene el culo pelado de estar delante de una cámara? Pues puedes decirle lo que toca, porque en realidad está fuera de su medio, está en una cocina y ves que está nerviosa, y ahí es donde ves que mandas tú. Al final se crea una complicidad muy divertida con ellos.

Se lo preguntamos a Jordi Cruz en su momento, pero queremos también tu versión. ¿Cuánto de guión hay en lo que ocurre en MasterChef?

Hay bastante, claro. Pero es que los programas de televisión tienen que tener un guión. No conozco ningún programa que no lo tenga. Wyoming no llega y se pone a decir lo que se le ocurra. Mañana, por ejemplo, grabamos. ¿Qué hay mañana? Pues ahora mismo no lo sé, porque hay un trabajo previo de la gente que escribe parte de lo que decimos, que se ocupa de preparar si viene un cocinero o un invitado… Imagínate que viene alguien a hablar de las verduras, entonces igual yo tengo que explicar alguna cosa en concreto. Eso, claro, está guionizado.

Lo bueno que tiene esto es la naturalidad que puedas tener a la hora de explicar lo que toque, y la capacidad para ser tú mismo. Lo que está claro es que yo cuando pruebo un plato nadie me puede decir que diga que está picante o ácido. Eso es tuyo y es natural. El ritmo que tú tienes con el concursante, la relación…

A ti te ha tocado el papel del bueno y majo frente a Jordi que es un poco más duro…

Yo siempre intento ser vacilón. Procuro destensar porque el concursante viene cagado de miedo cuando se pone delante del jurado, de las cámaras. Yo le suelto alguna perla para que se ría o para que esté más cómodo.

Al final tú tienes que ser bueno o majo o serio… Pero es verdad que cada uno reacciona diferente porque en la realidad somos también así. Eso ha salido solo, no hay unos papeles que interpretemos. Recuerdo los primeros programas que hicimos, en los que no sabía de qué iba esto, pero como era un juez tenía que ser serio, y seguro que me ponía demasiado serio. Yo sí soy serio, pero te lo demuestro con un chascarrillo, con ironía. Si te tengo que decir que eres malo en la cocina, prefiero decírtelo buscando el lado gracioso porque para mí es más fácil.

Pero a Jordi eso no le sale. Jordi es catalán. No es malo, es su manera de ser. A veces se lo digo, ‘cómo te pones’, pero son dos maneras diferentes de contar o de decir lo mismo, y creo que es una de las cosas que gustan del programa.

¿Y cómo llevas eso de que él sea el guapo oficial?

Bueno, yo también tengo mi público. Menos de 10 años y mayores de 85 son míos, así que no me quites el protagonismo. Pero sí, cierto, el resto es para él.

Cuando empezaste con el primer MasterChef te imaginaste convertido en estrella de la televisión

Disfruto tanto de las dos cosas, de la cocina y la televisión, que para mí ha sido una bendición saber que puedo hacer algo más que cocinar. Yo a veces pensaba en mi casa, ‘no valgo más que para cocinar’. No sé ni enchufar un ordenador o mandar una foto. Ni quiero, de eso se ocupa mi mujer que es informática.

Pensaba, ‘no puedo hablar más que de cocina, qué cosa más triste’. Entro en la televisión sin gustarme, sin saber de qué iba aquello, y me encuentro en un medio en el que me muevo tan a gusto o más que en la cocina. Eso ha sido una suerte. Y sé compatibilizar las dos cosas y olvidarme de la una o la otra cuando debo.

¿No sientes cierta pena por algunos concursantes cuando tienen que enfrentarse a pruebas que posiblemente un cocinero profesional no superaría?

A mí me ponen una prueba como las que tienen los concursantes y salgo corriendo. Pero somos un poco malignos y se nos olvida. No, lo que ocurre es que en lo que se emite está todo muy condensado en 2 horas. Pero yo tengo 30 o 40 horas de grabación a la semana para que la gente vea lo que sale en un programa.

En todo eso hay tensión, pero también hay cosas que no se ven. Se cae algo, pero eso luego no sale. Es lógico. Pero dentro de la relación que tenemos con los concursantes tratamos de ser humanos. Yo creo que nos quieren y nos aprecian, y nosotros a ellos también.

Sólo hay que ver la relación que mantenemos con todos. No sé si habrá alguno que diga que no quiere saber nada del jurado. Muchos han pasado por mi casa, por la de Jordi… Hemos hecho un programa de televisión, os hemos exigido el máximo y ahora tenéis otra vida. Tenéis nuestra casa abierta para lo que queráis, y eso se lo hemos brindado a todos.

MasterChef o Top Chef, ¿cuál es el mejor ‘talent show’ de cocina?

$
0
0

Top Chef apura su recta final en Antena 3 cada miércoles. La quinta temporada de MasterChef va cogiendo ritmo en La 1, saltando de domingo a martes con el consiguiente y lógico cabreo de la audiencia. El caso es que, al menos durante unas semanas, coinciden en parrilla los dos programas de cocina más populares de la televisión. Un momento, ¿programas de cocina? Cierto, talent shows de cocina, que no es ni mucho menos lo mismo.

Aparentemente el formato es similar: pruebas de eliminación más o menos complejas, aspirantes que son o quieren ser cocineros, perfiles que dan mucho juego en televisión, un jurado bastante duro, chefs y caras famosas desfilando por el plató, ritmo trepidante de ese que gusta en prime time… Sin embargo, en realidad no se parecen tanto.

¿Eres más de Top Chef o de MasterChef? Es la pregunta del millón entre los adictos a estos dos programas de televisión. Año tras año las cifras de audiencia suelen tener un ganador bastante claro (MasterChef), pero no hablamos de eso, sino del interés y pasión que despierta entre la audiencia.

Tras hablar con unos y con otros, hemos resumido las diferencias y puntos a favor de uno y otro programa en este debate entre lo televisivo y lo gastronómico.

Cocineros y aficionados

¿A qué van a la tele los cocineros de Top Chef? ¿Por qué prestarse a que tu cocina sea ridiculizada ante medio país si tienes un negocio? Esa es una de las preguntas más habituales que hacerse ante este programa.

Frente a los profesionales -en algunos casos chefs reconocidos e incluso con alguna Estrella Michelin en su medallero-, los aspirantes a MasterChef juegan con una gran ventaja: las posibilidades de aprender y evolucionar a lo largo del programa son mucho mayores. También su entusiasmo ante nuevas técnicas o consejos aunque, evidentemente, nunca faltan los que ya creen saberlo todo.

¿Con quién es más fácil que la audiencia se identifique? Evidentemente, con los aspirantes de MasterChef.

El nivel de la cocina

Es una consecuencia directa del tipo de programa y concursantes: al menos sobre el papel se presupone que el nivel gastronómico de Top Chef debería de ser superior. Ya son chefs, insistimos, no alguien que, por mucho que le guste la cocina, puede no haber pisado una profesional en su vida.

Pese a ello, hay que reconocer que en MasterChef los guionistas hacen un buen trabajo y consiguen que las pruebas sean suficientemente complejas y las recetas elaboradas como para que esta diferencia no sea ni evidente ni un punto a favor del programa de Antena 3.

En ambos casos el objetivo no es que la gente en casa aprenda a cocinar, así que no pasa nada si los platos superan con creces el nivel medio de cualquier cocinillas del otro lado de la pantalla.

Los jurados

En ambos casos hay malotes, otros más simpáticos, dos hombres y una mujer… Pese a esos perfiles relativamente parecidos, no es ningún secreto que el jurado de MasterChef, en líneas generales, cae mejor al público.

Tal vez sea que le tienen mejor cogido el punto al guión y todo parece algo más natural. O que el intento de Chicote por ser el Ramsay español sigue sin convencer a todo el mundo. O que el papel de Pepe Rodríguez como el cocinero más tradicional y con un punto glotón hace que resulte más cercano.

No sabemos la razón exacta -posiblemente sean muchas-, pero el trío de MasterChef gana por goleada cuando se trata de caer bien y conectar con el público.

Demasiado reality

Si de algo pecan ambos programas es de que el exceso de reality va ganando cada vez más terreno a la cocina. Tiene que haber espectáculo para mantener el interés y la audiencia, recuerdan los responsables de este tipo de formatos. Y tienen razón, pero la falta de equilibrio hace que a veces canse.

Resulta difícil señalar cuál de los dos peca más en este sentido. En MasterChef, los aspirantes con perfiles más controvertidos o graciosos siempre duran más que lo que la lógica o la opinión de muchos espectadores recomendaría. En Top Chef, los malos rollos entre los concursantes son desde hace ya muchas temporadas parte de la receta habitual del programa, por mucho que algunos defiendan que este programa tiene más de talent y MasterChef más de reality.

Pero incluso en esto parece que MasterChef también ha sabido cogerle mejor el punto al ambiente del programa, alcanzando un tono más simpático para todos los públicos, frente a la atmósfera algo más tensa de Top Chef.

Previsible

Con cada nueva temporada de cualquiera de los dos programas siempre nos viene una gran sensación de deja vu, como si a ese concursante, comentario, invitado o prueba ya lo conociéramos. Todo es bastante previsible en ambos programas, desde los perfiles de los aspirantes hasta las “sorpresas” en cada programa, o el momento emotivo en el que toca llorar.

“Ya verás como a Odkhuu, que cocina estupendamente y cae bien a todo el mundo, se lo cargan cuando queden dos o tres programas”, nos avisa un espectador habitual de MasterChef que ya se sabe todas. Y tres cuartos de lo mismo pasa en Top Chef, donde también se echa de menos algo más de espontaneidad y menos guión encopetado. Sí, es la tele e igual estamos pidiendo demasiado.

La importancia de las redes sociales

Un fenómeno que ha ido ganando importancia en las últimas temporadas es el papel de las redes sociales en ambos programas. Confesamos que nosotros somos de los que lo vemos con Twitter siempre a mano para intentar superar los momentos más aburridos o los horarios maratonianos que se marcan. Y parece que no somos los únicos.

En Top Chef tienen un auténtico ejército de estrellas de Twitter siguiendo y tuiteando en directo el programa. En MasterChef, su community manager hace lo que puede y hay que reconocer que tiene -casi siempre- bastante gracia y sabe conectar con el tipo de público. En este aspecto, Top Chef gana.

La misteriosa aparición de Silene en la primera temporada de MasterChef

$
0
0

La memoria de los espectadores de MasterChef es increíble. Al menos eso se deduce de un comentario publicado hace unos días en La Gulateca, en el que un lector señalaba que Silene, una de las actuales aspirantes en MasterChef 5, aparecía como invitada en una de las cenas de la primera temporada de este programa.

Silene apareció en la temporada 1 de masterchef, en el programa 7, como invitada en una de las pruebas de exteriores. Formaba parte de un grupo escogido de gente del mundo del espectáculo que acudían a merendar a tres de los mejores hoteles de Madrid”, señala este comentario anónimo.

Y, efectivamente, ahí estaba Silene, según podemos comprobar en el archivo histórico de programas de Televisión Española. Silene comparte mesa con Javivi y Pilar Castro en el Hotel Ritz de Madrid. ¿Qué hace ahí? No es la única pregunta que cabe hacerse, porque la prodigiosa memoria del comentarista anónimo también resulta de lo más curiosa.

Después de que este medio señalara la curiosa circunstancia, numerosos tuiteros han pedido explicaciones a MasaterChef y a la aspirante a través de la red social.

¿Simple casualidad o hay parte de la historia de Silene que nos estamos perdiendo? Y es que, al menos en el perfil oficial de esta aspirante, siempre se la ha presentado como una panadera de origen brasileño.

“Como ella misma cuenta, como tantas inmigrantes tuvo que luchar mucho para salir adelante y así limpió casas, sirvió mesas y probó a montar algún negocio con desigual acierto, hasta que abrió la panadería artesana que ahora regenta y de la que está muy orgullosa”, apunta la web de MassterChef sobre Silene.

La propia aspirante ha salido al paso de las preguntas y acusaciones de amiguismo, dando su versión de la historia y asegurando que simplemente acompañó a una amiga (Pilar Castro) y que desde entonces tuvo ganas de entrar en MasterChef.

¿Aclarado el misterio o la explicaciones no convencen? Resulta curioso, eso sí, que hasta ahora la aspirante no haya mencionado esta anécdota al hablar de su entrada en MasterChef y los motivos que le impulsaron a hacerlo. A simple vista parece una historia de esas que gusta contar, ¿no?

En cualquier caso, Silene ha sido el centro de atención en las últimas semanas más allá de sus apariciones pasadas entre los invitados del programa. Hace unos días se ganó la enemistad de alguno de los otros aspirantes al salvarse ella misma, pese a haber insinuado que estaba harta y quería irse. Y anoche, en el último programa, la brasileña también rozó la expulsión, pero finalmente fue José Luís el que tuvo que abandonar las cocinas de MasterChef.

Los mejores y peores momentos de MasterChef 5

$
0
0

Hay quienes dicen que MasterChef se ha convertido en un programa más previsible que un calendario. Y viendo el desenlace de esta quinta temporada, la verdad es que cuesta llevarles la contraria. Ha ganado Jorge, como estaba casi cantado desde hace unas semanas, y como incluso parece que la propia cadena dejó entrever hace unos días en el adelanto de la final.

¿Merecido? Posiblemente. Aunque de los finalistas, Edurne era la otra firme candidata gracias a su demostrada destreza en los fogones, a estas alturas todos sabemos que no basta con eso para ganar MasterChef. De hecho, una final entre Laila, Edurne y Jorge nos parece la única que podría haber tenido algo de sentido.

Al menos si hablamos de cocina. Pero esto es la tele, y las “peleas” entre Nathan y Jordi, o las tonterías de Miri -protagonista de algunos de los mayores desastres gastronómicos del programa- dan mucho más juego que un plato resuelto en condiciones.

El mismísimo Joël Robuchon fue el ilustre invitado de la final.

¿A estas alturas vamos a escandalizarnos por esto? La verdad es que no, y las estupendas cifras de audiencia dejan claro cuál es el camino que seguirán los responsables del programa. Lo que sí podemos hacer, nos guste más o menos el formato, es repasar los mejores momentos de esta quinta edición. Y los peores, claro. Empezando por alargar la final hasta las 2 de la mañana.

Silene, la concursante que ya había estado allí

Llegó hasta la semifinal con un rendimiento lleno de altibajos y sin caer demasiado bien a la mayoría de concursantes, aunque supo gestionar muy bien el apoyo de Edurne. Se ha pasado gran parte del programa lloriqueando y diciendo que quería marcharse pero a la hora de la verdad, cuando tuvo la oportunidad de salvar a alguien, se salvó a sí misma. Sin duda uno de los grandes momentos de MasterChef 5 y que hizo que empezara a caer mal a casi todo el mundo.

También ha estado en el centro de otra polémica, cuando se descubrió que había estado entre las ilustres invitadas en una de las galas de la primera edición de MasterChef. Aunque ella misma lo aclaró, la sombra de enchufismo que ha rodeado a algunos concursantes esta edición también se posó en Silene.

Odkhuu, el deshollador de liebres

Sin duda el momento más gore de toda la temporada, y seguramente el más odiado por la audiencia vegetariana y vegana. Por cierto, ¿alguien se acuerda de cómo se llamaba la aspirante vegana de esta edición? El caso es que Odkhuu fue desde el principio uno de nuestros favoritos, y aunque su personaje dabe como para un par de novelas y cocinaba estupendamente, se ve que no ha sido suficiente.

Los callos que este diseñador de origen mongol y residente en Barcelona cocinó, dejaron en shock a Pepe, y son, con permiso de las pobres liebres, otro de los grandes hits de este MasterChef.

La parejita

Todo programa que se precie tiene que tener su dosis de amor y flirteo entre dos concursantes. Y esta vez Miri y Jorge han sido los protagonistas. Y la verdad es que han jugado muy bien al despiste con el no hay nada, ahora nos damos un beso…

El jurado ha estado muy pesado con el tema, y los concursantes un poco hartos de la historia, especialmente Nathan, íntimo de Jorge, que por momentos parecía que estuviera hasta celoso. Nos tememos que pronto tendremos alguna portada de revista rosa contando su historia de amor. Muy Miri’s cream. 

Edurne mandando a paseo al personal

Cualquier persona que mande callar a Loles León nos cae bien de entrada. Y eso es lo que hizo Edurne. Bueno, en realidad la vasca del programa -pese a que a veces ha sido un poco cansina- no sólo ha sido la mejor cocinera, sino también la más decidida a mandar a paseo a todo aquel que molestara. Jurado, cámaras, invitados… Ella estaba allí para cocinar y listo. Aunque no picó con el intento de drama televisivo con la muerte de su amatxu, la verdad es que MasterChef se podría ahorrar este tipo de tretas para no acabar convertido -aún más- en un reality.

Nathan, el personaje

Lo reconocemos, nos hemos reído mucho con Nathan. Con él y de él, la verdad. Además de sus ínfulas con espumas y demás, sus pantalones han sido motivo de cachondeo y comentarios en más de un programa. Y Pepe, con su delicadeza habitual, llegó a decir que parecían hechos con cortinas y que si él fuera a su pueblo con eso puesto…

La relación de Nathan y Jordi también ha sido muy divertida. Para Nathan, Jordi es “su mentor”, y Cruz no ha dejado de darle caña en todo el programa. Sin embargo había una cierta complicidad sospechosa… ¿Quizá se conocían ya de Barcelona?

Miri y Tami

Aunque el nivel de tonterías por segundo de la aspirante instagramera de MasterChef era difícil de superar, la dirección del programa tenía guardado un as en la manga: colar entre los invitados a la mismísima Tamara Falcó. Hay que reconocer que esta pareja y sus comentarios pijo-gastronómicos nos dejaron horrorizados, pero nos reímos mucho. Miri y Tami, si el futuro de la cocina va por aquí, mejor empezar a correr ya.

Pero de Miri hay que destacar también que, desde la mitad del programa, ya planearon sobre ella sospechas de favoritismo. Incluso sus propios compañeros acusaron al jurado de haberla ayudado injustamente el día que le dieron más ingredientes para su tarta en una prueba de eliminación. Y aunque las acusaciones fueron por la bajini, esto es la tele y aquí todo el mundo se entera de todo. La bronca de Jordi a los concursantes fue monumental: “Si estáis insinuando que tenemos trato de favor con alguien, al próximo que pille, ¡me lo como! Porque nos estáis faltando al respeto”. El resultado final ya lo sabemos: Miri, hasta el último programa…

Laila y su drama con las cosas que explotan

Desde que tuvo un accidente con un microondas, Laila le cogió miedo a sifones y, en general, a cualquier aparato que pueda estallar. Algo que el programa ha aprovechado insistentemente para convertir su miedo en un tema bastante recurrente. Un recurso televisivo habitual,
pero que llegó a afectar a la dinámica del concurso. ¿Acaso fue casualidad que en su eliminación tuviera que trabajar con un montón de trastos de esos que le dan miedo? Era una firme candidata a la final, pero…

El comentario machista de José Luis

Lo de MasterChef y el machismo es una historia que viene de lejos. Aunque en más de una ocasión se ha acusado al programa de tener unos cuantos tics bastantes sexistas -lo del “conejo moreno” de Jordi nos lo tomaremos como un chiste- otras veces han mostrado mano dura con cualquier comentario machista. “No estoy pasando mis mejores días. Será que me va a bajar la regla, no sé”, dijo José Luis con su poca gracia habitual. Lógicamente, algunas de las aspirantes y la propia Samantha le pusieron los puntos sobre las íes.

El cachondeo con el día de emisión del programa

Los programadores de televisión, en general, no son muy de respetar a la audiencia. Ni por los contenidos que inundan la pantalla ni, como en este caso, con los horarios y días de emisión. Lo de acabar el programa a la 1 de la mañana cada día y a las 2 anoche ya es de juzgado de guardia, pero lo de convertir el calendario de emisión en un puzzle que nadie consiguió entender es de traca. Incluso la final se ha cambiado de día en el último momento. Todo por la audiencia, pero sin la audiencia.

Viewing all 52 articles
Browse latest View live